Familia y comunidad de Sonzapotes, Veracruz, dieron el último adiós a la madre y al menor que perdieron la vida en un ataque de policías del municipio de Martínez de la Torre. Se desconoce el paradero de los asesinos, pues huyeron tras cometer el crimen. Los habitantes del poblado se dicen dispuestos a marchar al Palacio Municipal hasta que la justicia llegue.
Por Miguel Ángel León Carmona
San Rafael, Veracruz, 16 de junio (SinEmbargo/BlogExpediente).- Don Javier, el cuidador de la biblioteca Silvina Tapia Landero, no sabe en qué momento la desgracia invadió a Sonzapotes, Veracruz: “Éramos un pueblo donde las puertas de las casas permanecían abiertas. Por acá, uno se quedaba dormido en las hamacas. Hoy, sabiendo que los policías te matan sin pedir permiso, las cosas no ya serán lo mismo”, lamenta.
Comparte el hombre de vestiduras planchadas, quien a sus 50 años no recuerda un día lúgubre como el presente. A lo lejos, el ruido de un badajo anuncia el paso de Ricardo Sarro López y Axaharim Ronquillo, madre e hijo camino al cementerio. Allá, donde fueron enviados por policías de Martínez de la Torre; una muerte a quemarropa que el Físcal de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, ya presenta como un error.
Se trata de un hecho sin precedentes en la comunidad costera de 500 habitantes. No obstante, las confusiones, como las ha catalogado la Fiscalía General del Estado (FGE), han arrebatado vidas en diversas ocasiones durante el sexenio del Gobernador Javier Duarte. Situación que para Valentín López, familiar de los fallecidos, es vivir en un estado de indefensión.
El percance más reciente es la desaparición catalogada como forzada de tres jóvenes de Papantla, Veracruz, también en el norte del estado. Ocho elementos municipales permanecen detenidos por señalamientos de testigos ocurridos el pasado 19 de marzo de 2016.
Los policías, alegaron que dos de los jóvenes desaparecidos, Uriel Alberto Pérez Cruz y Luis Humberto Morales Santiago, conducían un vehículo reportado como robado. Sin embargo, se desconoce porqué abrieron fuego contra ellos, dejando lagunas hemáticas sobre el pavimento. Hasta la fecha los tres muchachos no han aparecido.
En el caso de San Rafael, los policías municipales vaciaron sus cartuchos contra una camioneta que también se les hizo sospechosa. Sin tomar en cuenta las súplicas de la madre, hoy finada, Axaharim Ronquillo, ni los llantos de sus hijos. Luego de su acto huyeron y tras 72 horas del homicidio no hay responsables declarados.
Por su parte, el cabildo de Martínez de la Torre, dirigido por el Presidente Municipal Rolando Olivares Ahumada, determinó necesario cesar del puesto como comandante de la policía preventiva municipal a Luis Fernando Antonio Pérez, mientras la FGE se toma los tiempos que dicta el nuevo Sistema Penal Acusatorio.
Al momento, se ignora el paradero de los seis policías que el señor Francisco Sarro Vaillard, padre y esposo de las víctimas, señala como responsables. Sin embargo, el Fiscal General garantiza que en breve se girarán órdenes de aprehensión para los agresores.
Así el presente para los pobladores de Sonzapotes, Veracruz, quienes al final del cotejo fúnebre, discretos, avisan al jefe de la familia Sarro López que respetan su momento de duelo; no obstante están dispuestos a marchar los 35 kilómetros hasta el Palacio Municipal de Martínez de la Torre, hasta que la justicia llegue antes que la resignación. Don Francisco asiente y reprocha su suerte meneando la cabeza, junto a la tierra removida donde ahora permanecen los suyos.
“APLAUSOS Y PASE DE LISTA PARA LOS CAÍDOS”
La masa solidaria absorbió al cuidador de la biblioteca y le hizo acompañar unos metros a la peregrinación. Las calles sin pavimentar, de arenas saladas, se poblaron de gente y adornos florales. La música de cumbia, típica en la zona, la silenciaban por completo los vecinos, luego de despedierse frente a los féretros de cedro.
Así, el contingente avanzó, bajo una temperatura superior a los 35 grados, al frente, donde Francisco caminaba, tomado de las manos de sus cuatro hijos. El hombre procura no llorar frente a sus pequeños, solo se ve mirar al cielo de vez en cuando.
Los ataúdes van detrás de la familia, una caja es sostenida por parientes de Axaharim Ronquillo, la madre. A Ricardo Sarro López, alias “El Charris”, lo llevan sus compañeros del Telebachillerato de Puntilla Aldama. Así avanzan 500 metros hasta el panteón de Sonzapotes.
Los lamentos de los hijos y hermanos no tardan en aparecer. Don Francisco sólo aprieta la quijada mientras soba las frentes de sus hijos. Les pide que se despidan de los suyos de una manera serena para que puedan descansar en paz. Los chiquillos entienden rezan, como los presentes”.
El primer féretro en despedir es el de Ricardo. Su maestro de bachillerato, Felipe Castañeda Iturbide, coge un folder azul y comienza con el pase de lista. Se detiene hasta la letra “s” y pregunta a los 50 alumnos por Sarro López, Ricardo. ¡Presente!, ¡Presente!, ¡Presente!, gritan unos y otros lloran. Acto seguido, 60 segundos de aplausos acompañan el descenso de la caja de madera. Luego lo cubren de tierra y flores.
A Axaharim Ronquillo la despide su esposo, como lo conoció, sereno y con el espíritu inamovible. El hombre contiene el llanto y vigilo el trayecto de su esposa hasta la profundidad. Luego pide a los presentes que se ejecute el ofrecimiento acordado para pedir la paz en el pueblo. La gente entonces suele globos de helio color azul y los aplausos se alargan.
Así termina la despedida cuerpo a cuerpo. Don Francisco no puede emitir discurso alguno, pide a uno de sus familiares que agradezca a los que le acompañaron. Luego vuelve a reunir a sus hijos y los toma de la mano. Se pierden juntos camino a casa. A adaptarse a la nueva vida.
MUERTE EN SAN RAFAEL NO ES UN CASO AISLADO
Finales irremediables, como el de la familia Sarro López, existen en el sexenio de Javier Duarte de Ochoa. Casos desde el inicio de su mandato, aquí el registro de algunas de las confusiones o errores que los encargados de la seguridad en Veracruz han cometido.
El 17 de junio de 2011, a las 19 horas, tres empleados de la empresa Construcciones Santa Clara fueron ejecutados extrajudicialmente durante un retén montado por elementos del Ejército Nacional Mexicano, la Policía Federal, y la Policía Estatal, en la exhacienda El Lencero, en Xalapa, Veracruz.
Los ultimados: Joaquín Figueroa Vásquez, Tito Landa Argüelles, y Raúl Tecatl Cuevas, argumentan sus familiares regresaban de trabajar y se dirigían a sus hogares. Fue hasta las 24 horas, el sábado 18 de junio, que sus cadáveres fueron hallados con huellas de tortura.
El reporte pericial indicó que Joaquín Figueroa presentaba golpes en el rostro, además dos disparos en la cabeza, y uno más en el tórax. Tito Landa Argüelles tenía un balazo en el brazo derecho, uno en el glúteo y otro en la pierna, así como múltiples golpes y raspones en el rostro. El ingeniero Raúl Tecatl Cuevas recibió diez impactos de bala, su cara perdió forma a causa de los golpes que recibió antes de ser asesinado.
Otro caso sucedió el 29 de febrero de 2016, el cuerpo de Víctor García, de oficio mecánico, fue encontrado tras 48 horas de haberlo reportado como desaparecido en estado de putrefacción, con huellas de tortura sobre su cuerpo.
Testigos declararon ante el ministerio público de Tierra Blanca los agresores del joven habían sido elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), ubicados en el batallón 80 de infantería, con base militar en la colonia Primero de mayo, perteneciente a Tierra Blanca, Veracruz.
“Fueron los ‘guachos’, lo tenían boca abajo en la carretera, a la altura de la portezuela del conductor, estaba todo sucio de la playera, como si lo hubieran golpeado, bien revolcado. Eran dos militares de complexión delgada. Uno de piel clara. Si los veo, bien que los ubico”, extracto de la declaración en la carpeta número 181/2016.
La familia victimizada emitió una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) 18433/2016, hasta el momento, se sigue a la espera de un castigo por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Finalmente está el caso Tierra Blanca, donde cintas de video delataron a servidores públicos, al servicio de Arturo Bermúdez Zurita. Fue el pasado 11 de enero, cuando policías estatales levantaron a cinco jóvenes de Playa Vicente, alegando que la detención se debió al aspecto fortachón de los pasajeros y al modelo del vehículo donde circulaban.
Motivo suficiente para entregar a los muchachos, entre ellos una menor de 16 años, a integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación, mismos que dieron fin a los cinco en el narcorancho “El Limón”, en el municipio de Tlalixcoyan, Veracruz.